La libertad de expresión es uno de los pilares para fortalecer la democracia, especialmente en países como Ecuador. La libertad de expresión genera, obviamente, muchos debates porque se puede no estar de acuerdo con la opinión de otra persona; pero el respeto y la tolerancia hacen que las sociedades evolucionen. Hemos vivido en las últimas dos décadas problemas con el irrespeto a este derecho y es hora de trabajar en el día a día con la sociedad.
En una sociedad que se dice democrática, la libertad de expresión es esencial para el debate público, la participación ciudadana y la rendición de cuentas. Además, permite que las personas intercambien ideas libremente, cuestionen el poder y exijan cambios.
Sin embargo, la libertad de expresión no es absoluta. Está sujeta a algunas restricciones, como la prohibición del discurso de odio o la incitación a la violencia. Estas restricciones son necesarias para proteger a las personas de expresiones que pueden causar daño o promover la discriminación. Eso, ahora mismo, se ha exacerbado con las redes sociales. Se emiten juicios de valor contra otras personas que recaen en ataques xenófobos, racistas, homofóbicos e incluso en calumnias con afán de desprestigiar.
En un contexto donde el racismo, la xenofobia y la homofobia siguen siendo problemas graves en muchas sociedades, fortalecer la libertad de expresión es fundamental para combatir estas formas de discriminación.
La libertad de expresión permite que las personas denuncien la discriminación, exijan igualdad y promuevan el respeto a la diversidad. También permite que las ideas minoritarias sean escuchadas y que se debatan temas controvertidos de manera abierta y honesta.
Los medios de comunicación y los periodistas jugamos un rol importante en la defensa de la libertad de expresión. Regularmente, somos los más atacados cuando al poder no le gustan los cuestionamientos, pero a la vez somos los primeros en promover que la libertad de expresión se fortalezca y que existan espacios para el debate público y promover así la tolerancia y el respeto a la diversidad.
Ahora mismo, muchos sectores, incluso los políticos, respaldan a quienes han sido atacados por expresar su libre opinión; pero se olvidan que cuando ellos fueron criticados o se sintieron afectados, repudiaron este derecho humano fundamental. El debate de la libre expresión no debe ser de hoy, porque ocurrió un hecho coyuntural, debe ser una constante en una sociedad que enfrenta a diario problemas de tolerancia.