Por el DÃa de Jerusalén, el primer ministro israelÃ, BenjamÃn Netanyahu, comparó la actual guerra en la Franja de Gaza con la Guerra de los Seis DÃas de 1967. Cuando Israel ocupó la mitad este de esa urbe y afirmó que “Todo Jerusalén será nuestro para siempre”.
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“57 años han pasado desde la Guerra de los Seis DÃas y estamos de nuevo atrapados en la tormenta de la guerra. Entonces nos atacaron por diferentes frentes y también lo hacen hoy nuestros enemigos“, indicó el primer ministro.
DÃa de Jerusalén
Netanyahu habló con motivo del DÃa de Jerusalén. Conmemora la “conquista” por las tropas israelÃes de la parte este de la urbe tras vencer en la Guerra de los Seis DÃas.
Comenzó con un ataque simultáneo a Israel de Egipto, Jordania y Siria y culminó con la ocupación militar israelà también de Cisjordania, Gaza, los Altos del Golán sirios y el Sinaà egipcio.
En este contexto devolvió en 1982 tras los Acuerdos de Camp David de 1978, mientras que de la Franja se retiró en 2005.
“Entonces buscaron estrangularnos con hostilidad y violencia y hoy quieren destruirnos en un cerco de terror. Entonces supimos que solo la victoria total permitirÃa nuestra existencia y también hoy nos estamos esforzando”, aseveró el primer ministro.
Un discurso de comparaciones
En discurso de Netanyahu está plagado de comparaciones de la actual guerra en Gaza, a punto de cumplir ocho meses sin un final en el horizonte.
El gran triunfo militar de Israel cambió el panorama de Oriente Medio y sus consecuencias son aún palpables.
“Después de la guerra nos encontramos en nuestra tierra ancestral, dentro de fronteras defendibles. No vamos a renunciar a esos logros, porque de otra forma estarÃamos invitando a nuevos ataques contra nosotros, peores que los del 7 de octubre”, subrayó.
El DÃa de Jerusalén es ampliamente celebrado entre los grupos más extremistas y ultraderechistas de Israel, especialmente el movimiento colono, que llevan a cabo la Marcha de las Banderas.
Cuando “unificaron” la capital y entraron en la Ciudad Vieja por la Puerta de Damasco, atravesaron el barrio musulmán y llegaron al Muro de las Lamentaciones.
“Todo cambió en un instante, cuando nuestros heroicos guerreros tocaron las piedras del Muro de las Lamentaciones y cuando escuchamos las palabras ‘el Monte del Templo está en nuestras manos”, concluyó.