En la muestra hay aves, búhos y perros de distintas culturas precolombinas. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
En el mundo precolombino las conexiones entre ser humano y naturaleza fueron trascendentales para la vida social, simbólica y espiritual de culturas como la Pasto, Valdivia, Manteña o Chorrera.
Estos lazos son visibles en las piezas que forman parte de ‘Animales y el Mundo Precolombino’, la exposición que se abrió el sábado 6 de julio del 2019, en el Museo Casa del Alabado.
La muestra está dividida en dos salas. Una dedicada al mundo diurno donde se pueden ver monos, caninos, cérvidos, insectos y artrópodos, moluscos y peces, y aves, y otra al mundo nocturno donde hay búhos, felinos, ranas y sapos, caimanes, murciélagos y serpientes.
Los monos, por ejemplo, aparecen en compoteras, botellas, morteros, sellos y objetos sonoros. Una de las piezas más atractivas tiene la figura de este animal que fue hecha en mármol. A criterio de María Patricia Ordóñez, curadora de la muestra, el material y el tamaño de esta pieza da cuenta de la importancia que los monos tenían en el pasado.
En la exhibición también se destacan dos botellas-silbato de culturas de la Costa ecuatoriana, que representan a dos especies de perro doméstico que habitaron en el país. En una de estas piezas, el perro tiene un signo importante de domesticación: un collar y colgante alrededor de su cuello.
Piezas como las botellas-silbato, donde también aparecen imágenes de aves y de búhos, dan cuenta de que para las culturas precolombinas no solo era necesario replicar la imagen de un animal sino entrar en comunión a través de la imitación de sus sonidos.
El jaguar fue uno de los animales más sagrados para estas culturas y por eso en la muestra se incluyó una pieza de la cultura Tolita, donde aparece una panthera onca con las garras extendidas y la lengua afuera, un objeto que fue utilizado para los rituales chamánicos.