Los nidos de estas abejas se encuentran en troncos y rocas. Pueden vivir en cajas hechas por humanos. Foto: Cortesía NCI
Los últimos remanentes de bosque húmedo del cantón Puyango albergan a la población de abejas sin aguijón más diversa y abundante del país. Estos insectos se han convertido en una alternativa económica para las comunidades de esta zona lojana, que se han unido para promover su conservación.
Debido a su importancia, este mes se estableció la primera área destinada a la protección de estas abejas nativas que, desde el 2019, son Patrimonio Biológico y Cultural del lugar.
El pasado 11 de noviembre, el Municipio de Puyango aprobó 24 523,54 hectáreas como Áreas de Conservación Municipal y Uso Sostenible (Acmus) que se suman a las 4 461,20 ha ya existentes, dando un total de 28 984,74 ha bajo protección. De estas, 13 000 ha se destacan por la abundancia de estos insectos y la presencia de cafetales que han incorporado prácticas sostenibles. El área se extiende por las parroquias rurales de Limo, Ciano, Vicentino, Alamor y Arenal.
Milton Guaycha, gerente técnico de la mancomunidad Las Meliponas, cuenta que existen alrededor de 6 000 abejas en esta zona y se calcula que hay alrededor de 90 especies en la región sur del país. En el año 2016, los miembros de distintas comunidades se unieron para motivar al Municipio a declararlas como patrimonio del lugar y a implementar mayores acciones para su conservación a largo plazo.
Guaycha, quien estudió agronomía, se ha dedicado a difundir el mensaje de que estas abejas son indispensables para la polinización y no causan daño a las personas, ya que no tienen aguijón. Antes, cuenta, los moradores las capturaban, les extraían la miel y las dejaban. Estas eran atacadas y morían por esa causa.
Mediante la iniciativa de la mancomunidad, el objetivo es evitar que las abejas sean extraídas del bosque.
La fundación Naturaleza y Cultura Internacional (NCI), con el apoyo de BOSS+, la Cooperación Belga y Andes Amazon Fund, capacitó a la mancomunidad Las Meliponas para domesticar correctamente a las abejas.
Los insectos son manejados en cajas clínicas, lo que busca evitar la mortalidad al momento de cosecharlas.
Actualmente, la mancomunidad cuenta con 4 600 nidos de abejas domesticados. Las especies que más se utilizan son las conocidas como catana, cananambo y bermejo.
Cada productor tiene alrededor de 30 ejemplares en sus casas y los esfuerzos ahora se enfocan en potenciar el turismo de abejas. El año pasado, recibieron a más de 800 turistas, quienes pudieron conocer más sobre la cosecha.
La nueva declaratoria, dice Guaycha, es un gran avance para potenciar la actividad económica y evitar la deforestación. En las zonas más bajas, los moradores han evidenciado que los cultivos de maíz continúan creciendo, se usan agroquímicos en las plantaciones y se queman los bosques.
Bruno Paladines, coordinador de NCI para el Bosque Seco, cuenta que, además de la pérdida de hábitat, las abejas nativas son una de las especies afectadas por el cambio climático. Por eso, desde hace tres años se empezó el trabajo para identificar la abundancia de estos insectos en Puyango.
“Ahora las abejas pueden convertirse en un motor para que las comunidades locales se comprometan en la conservación”, dice Paladines. Esta nueva área limita con el Bosque Petrificado y es de la Reserva de Biósfera Bosque Seco.