El largometraje protagonizado por el argentino Ricardo Darín llegó a las salas de cine después de su estreno mundial en el festival de cine de Venecia.
¡Resistir es vencer! es la proclama a la que cientos de madres se han aferrado por cerca de 40 años exigiendo respuestas y justicia por los miles de familiares desaparecidos durante la dictadura militar de Argentina (1976-1983).
Esa herida, que sigue abierta en el tejido social y político de América Latina, vuelve a sangrar en ‘Argentina, 1985’.
Además, esta producción argentina fue seleccionada como la candidata para representar a su país en el proceso de nominación de los premios Oscar y los Goya para la edición 2023.
Un filme inspirado en hechos reales
La película del director Santiago Mitre lleva por título el nombre de un país y un año, inscritos en la memoria de Latinoamérica como el momento en que se inició el ‘Juicio de las Juntas’.
Se trata del proceso judicial en contra de los integrantes de las tres primeras Juntas Militares de la dictadura liderada por Jorge Videla. Todos, acusados por secuestros, torturas y desapariciones forzadas como parte de un sistema ilícito de represión.
El Juicio de las Juntas pasó a la historia como el segundo proceso colectivo en contra de militares por el asesinato masivo de personas desde los Juicios de Núremberg.
El fiscal, la pieza clave
Entre las múltiples versiones y actores sociales que forman parte de este proceso histórico, la película de Mitre está inspirada en la historia real de Julio Strassera, el fiscal que lideró el equipo jurídico que estuvo a cargo del juicio contra las juntas militares.
La cinta arranca en 1984, con una breve introducción que pone al espectador al tanto de la situación social y política en Argentina.
Raúl Alfonsín asciende a la presidencia de forma democrática, con el compromiso de llevar justicia a los familiares de los desaparecidos.
También se advierte sobre la sospechosa dilatación del proceso contra los responsables en el sistema de justicia militar, que dejaría el caso en la impunidad.
Enseguida, la crónica ficcionada cambia de tiempo y escenario para mostrar a Ricardo Darín en el papel de Julio Strassera, la pieza clave en medio de esa pugna de poderes.
Una obra histórica y humana
A través de Strassera y otros personajes, el filme expone de una manera contundente la relevancia del histórico juicio, pero sin olvidar ni desprenderse de la carga emocional y humana de sus protagonistas.
Darín vuelve a hacer gala de técnica y experiencia para darle vida a un abogado y fiscal atrapado en una misión que parece imposible.
También es un fiel y abnegado esposo y padre de dos hijos y al mismo tiempo, un hombre en estado de paranoia atado a una cajetilla de cigarrillos, como remedio y extensión de su ansiedad.
En interiores y exteriores cada prenda de vestuario, accesorios, decoración o escenografía se complementan en armónica sintonía con la época.
En ese marco visual y en medio de una serie de situaciones domésticas y laborales, Strassera anticipa el inesperado papel que le toca asumir en el inevitable juicio contra los militares. Cree que todo es parte de un sucio juego político y, sin poder evitarlo, acepta la responsabilidad de su cargo.
En busca de justicia
La preocupación por saber si el novio de su hija es un espía infiltrado, de pronto deja de ser relevante cuando tiene que armar un equipo que le asista para enjuiciar a los militares y enfrentar serias amenazas de muerte.
En esa búsqueda solo encuentra apoyo moral en un viejo colega. Mientras repasan una lista se dan cuenta de que muchos de sus colegas defienden la causa militar y son, como él mismo dice, “bastante fachos”, en una escena singularmente cómica.
Solo contra el mundo, Strassera acepta la ayuda del joven abogado Luis Moreno Ocampo. Él a su vez recluta a un inusual equipo de jóvenes abogados sin experiencia, pero con ideales de justicia y herederos de una nueva conciencia política.
La tensión de este thriller judicial está matizada por momentos de humor finamente hilados. Testimonios desgarradores, conflictos éticos, dilemas morales llevan la trama a un clímax conmovedor.
En ese punto, el siguiente capítulo en la historia de un país está en manos de un hombre ordinario capaz de actos extraordinarios.
Con una buena factura técnica y narrativa, la relevancia del debate se centrará en la trascendencia histórica de lo que narra la película. Un hecho que arroja luz sobre un pasado que resuena con fuerza en el presente.
Hasta la fecha, la justicia argentina ha dictado sentencia contra más de 1 000 personas por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. El Ministerio Público aún busca a 22 acusados prófugos de la justicia.
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