Los dispositivos móviles, las redes sociales y la Internet son accesibles para aprender. Los riesgos de adicción son evidentes, pero con pautas preventivas pueden convertirse en herramientas eficaces para crear espacios que potencien a las escuelas y sus actores, mediante aprendizajes colaborativos y procesos mentales inherentes a su nueva misión. La ciber convivencia.
No hay alternativas: ¡los mundos de la educación y la pedagogía han cambiado para siempre! La escuela sobrevive en una etapa de transición -en el denominado modelo “híbrido”-, que combina las estrategias metodológicas tradicionales presenciales y semi presenciales con las virtuales o digitales. En esa perspectiva, los saberes didácticos, los métodos, las técnicas y las acciones dentro de clase y fuera de ellas migran, poco a poco, hacia el uso de dispositivos electrónicos de última data.
Alfabetización digital
Para ello es una exigencia el diseño y desarrollo de una política educativa pública explícita en el ámbito de la alfabetización digital. Se ha enfatizado que en el Ecuador todos los ciudadanos somos analfabetos digitales, porque carecemos de esa impronta básica que significan las tecnologías y sus aplicaciones desde que nacemos.
Nuestro paradigma fue diferente, anclado a la pizarra, la tiza, el pupitre, al “dictado” del profesor que sabe y al alumno que no sabe, considerado un “banco” en el cual el docente deposita el conocimiento para que memorice y recite. Hoy, la pedagogía está centrada en el sujeto que aprende, y el papel del docente es el de facilitador o mentor, con el apoyo de herramientas tecnológicas.
La alfabetización digital es, entonces, un proceso cualitativo que debe implantarse con el apoyo de las universidades, sobre la base de investigaciones rigurosas y planificaciones por área, y no implica, necesariamente, la entrega de computadores o laptops, como algunas personas consideran.
Competencias digitales
Hay que partir de la realidad: en el Ecuador hay un vacío pedagógico, en lo que a utilización de tecnologías en las aulas se refiere. Algunos planteles han asumido referentes teóricos-metodológicos, por propia iniciativa, pero el Ministerio de Educación no ha ensayado todavía una propuesta consistente en esa línea.
A esto se añade, la falta de procesos de formación inicial y continua de los maestros en las universidades, que se han obligado a promover posgrados en tecnologías aplicadas a la educación, en forma aislada, sin una base de investigación por parte de los organismos de Educación Superior, con una legislación actual, así como con políticas y proyectos académicos en competencias digitales de mediano y largo plazo conducidas por el Ministerio de Educación.
Cuando hablamos de competencias digitales nos referimos no sólo al manejo de aplicaciones tecnológicas y al uso progresivo del ordenador en el contexto escolar, sino a procesos teóricos-metodológicos-didácticos -mediante aulas virtuales- que allanen los caminos para fomentar habilidades de programación básica y capacidades para gestionar información educativa en los entornos virtuales: textos, imágenes y manejo de datos.
Líneas de acción
Se debe advertir la importancia de la intervención de las tecnologías en todos los escenarios del sistema escolar, con una sólida propuesta educativa-formativa, que aproxime las escuelas a las familias, integradas al uso proactivo, asertivo y preventivo de las herramientas tecnológicas: vale decir, los dispositivos móviles, las redes sociales y la Internet.
Es imprescindible el estudio y debate de códigos de conducta, orientados a las buenas prácticas -que trasciendan lo meramente técnico- en lo académico, en el fomento de competencias sociales y criterios de equilibrio emocional y desarrollo ético, como parte sustantiva de una educación digital.
Ello implica, necesariamente, fomentar la libertad con responsabilidad, y abrir espacios de diálogo horizontal con todos los integrantes de la comunidad educativa -estudiantes, docentes y padres-, a fin de potenciar el uso eficiente de las herramientas tecnológicas y minimizar sus riesgos, con miras a consolidar una convivencia escolar asequible.
Nadie discute la influencia de las cuatro pantallas en niños, niñas y adolescentes. La televisión, la computadora, el celular y el videojuego. Son espacios reales donde los menores tienen posibilidades de aprender y desaprender, tanto en las aulas como fuera de ellas. El mundo escolar tiene, en este contexto, desafíos y riesgos que deben formar parte de un plan integral e integrador que no lo podemos soslayar.
La ciber convivencia
El profesor José María Avilés, en la obra “Educar en las redes sociales”, plantea un modelo que debe ser conocido y aplicado por todos los docentes, en el contexto de un Plan de Acción Tutorial.
Avilés reconoce que “los centros educativos, con el profesorado a la cabeza, debemos saber hacer algo más que prohibir el uso de los celulares u otros dispositivos móviles en los recintos escolares. Antes, al contrario, debemos integrarlos en el currículo y explotar su disfrute y potencialidades en la escuela, cuando sea necesario y adecuado. Y su desarrollo en la práctica educativa y docentes como un instrumento más”.
La ciber convivencia consiste en una estrategia que aborda los procesos, para equilibrar los aportes y los riesgos de las redes sociales, mediante sesiones planificadas con la participación del alumnado, las familias y el profesorado en el contexto escolar.
El objetivo general es utilizar aprendizajes para el cambio de actitudes y comportamientos de los sujetos, y el objetivo terminal es lograr el acompañamiento en la educación ética del alumnado. La metodología es el taller grupal, a través de grupos pequeños, reflexiones y debates sobre casos concretos, y la búsqueda de soluciones por consensos. El trabajo colaborativo es clave para el logro de la disonancia cognitiva, en los procesos de síntoma dialéctica en los trabajos grupales.
La idea central -según el profesor Avilés- es “reivindicar el derecho educativo a intervenir positivamente y de manera preventiva con nuestros estudiantes, hijos, colegas y padres de familia para aprender a tomar decisiones responsables cuando se enfrenten a una pantalla y hagan clic con el ratón del ordenador”.