La Asamblea Anual de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que se desarrolló esta semana en Guayaquil, fue un recordatorio para que los gobiernos incorporen en sus agendas productivas temas como el cambio climático, la inclusión, la equidad, la transparencia y el bienestar de los inmigrantes, además de la inteligencia artificial y la cuarta revolución industrial.
Estos son temas que están marcando la diferencia entre países desarrollados y aquellos que aspiran a serlo.
Lo anterior implica impulsar un modelo de desarrollo sostenible desde el sector privado, basado en la competitividad y la productividad, con una orientación hacia el mercado internacional y cuidando los equilibrios macroeconómicos y el gasto en inversión pública.
En la cita, que contó con la participación de 500 autoridades de 48 países, el BIDapoyó las reformas estructurales que lleva adelante el Gobierno ecuatoriano y dijo que van en la dirección correcta, por lo que comprometió su apoyo financiero. El lunes firmó convenios por USD 699 millones para proyectos públicos y privados. Y se prevé que este año el monto llegue a 1 900 millones.
Pero también reconoció que los beneficios de la nueva orientación económica en el país se verán en el mediano plazo, ya que el actual proceso de ajuste implicará un decrecimiento del 0,5% este año, pese a que las previsiones del Banco Central apuntan a un crecimiento del 0,2%. Los efectos de este nulo crecimiento se reflejan en la falta de empleo. El deterioro del mercado laboral se mantuvo hasta junio de este año.
Para superar este estancamiento económico se necesita del financiamiento internacional, que sí está llegando en función del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Pero el apoyo de los multilaterales será temporal y tampoco alcanza para lograr un desarrollo sostenido.
Por eso urge un mayor protagonismo de la inversión privada, nacional y extranjera, debido a que el ajuste fiscal ha implicado reducir el gasto en inversión y el país aún tiene un déficit en infraestructura.