En mis dos cartas anteriores que tuve el honor de que se me publicaran en Diario EL COMERCIO con fechas 6 y 12 de noviembre de 2020, manifesté mi descontento, de que en nuestro país se vive una falsa democracia, elegidos desgraciadamente por un pueblo que clama justicia, pan y trabajo, y que creyeron ciegamente en políticos sin probidad, honestidad y sapiencia, que a la final caen en un lodazal de increíbles consecuencias, como son los de la Asamblea Nacional, que la mitad de estos venerables asambleístas, están siendo investigados unos y culpados otros, de delitos contra la moral, enriqueciéndose con los dineros del pueblo.
Sino miremos con impotencia, incredulidad y vergüenza, como fue enjuiciada y destituida por 104 votos a la ex ministra del Interior, María Paula Romo, una mujer joven y con una inteligencia clara y una preparación académica digna de elogio, y que supo enfrentarse a los miembros de una institución compuesta por gente sin preparación, ni honestidad que debe primar para el desempeño de tan altas funciones, como es la Asamblea Nacional.
Dra. Romo, Ud. debe sentirse orgullosa y feliz, al haberse sabido enfrentarse a estos personajes sin escrúpulos, que le endilgaron casos que no tienen ningún sustento legal, y que solo por su ego y fatuidad, cayeron en la más inverosímil actitud de destituirla, y pensaron que hicieron, bien al sacarla de sus funciones a una dama de extraordinarias dotes formando un espíritu de cuerpo, porque no tenían argumentos legales ni morales, cayeron en el más profundo cieno de la ignorancia. Dra. M. P. Romo siéntase tranquila porque Ud. salió por la puerta grande, y la historia los juzgará. Este juicio político es una verdadera vergüenza.